El duelo es inevitable en la vida, pero no todo el mundo necesita terapia. Paula Casas, terapista en el Centro Centro de Duelo para Niños del Instituto Psicoanalítico de Chicago, ayuda a los niños en situaciones traumáticas, incluyendo pérdidas relacionadas con accidentes o con violencia. También guían a los padres en cómo apoyar a sus hijos después de una pérdida.

Clave para sobrellevar una pérdida: mantener el proceso de desarrollo

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La novela Anna Karenina escrita por León Tolstói, empieza famosamente con la siguiente frase, “Todas las familias felices se parecen una a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera.” Paula Casas, terapista del Centro de Duelo para Niños del Instituto Psicoanalítico de Chicago dice que su trabajo clínico respalda este dicho.

“Yo le digo a las familias que cada persona hace un duelo diferente,” dice Casas, una de 14 terapistas que trabaja con el Centro de Duelo para Niños del Instituto Psicoanalítico de Chicago. “El duelo se presenta de muchas maneras diferentes, e igualmente el tiempo que requiere adaptarse a la nueva realidad es diferente para cada uno.”

El duelo es inevitable en la vida, pero no todo el mundo necesita terapia. Casas, al igual que otras terapistas en el Centro, ayuda a los niños en situaciones traumáticas, incluyendo pérdidas relacionadas con accidentes o con violencia. También guían a los padres en cómo apoyar a sus hijos después de una pérdida.

La muerte y el divorcio son las razones más comunes por las cuales los niños vienen a ver a Casas y otras terapistas en el Centro de Duelo para Niños. En cualquiera de los dos casos, la meta principal es asegurar que los niños mantengan or regresen a sus procesos de desarrollo.

“Los niños tienen una gran capacidad para adaptarse y recuperarse “ dice Casas. “Si ha habido un trauma, es más difícil. Si la relación era difícil, quizás hayan más cosas por procesar a demás de la muerte de la persona. Pero en muchas circunstancias con el apoyo adecuado de las familias, los niños logran sanar.”

El duelo es como las olas

Casas encuentra obsoleta la idea de que hay “etapas” de duelo – negación, enojo, aceptación – propuesta por Elizabeth Kubler-Ross-Ross hace muchos años. En cambio, dice ella, muchos niños experimentan oleadas de duelo. Pueden ocurrir inesperadamente, y la intensidad y duración varían, pero “eventualmente pasan”, dice Casas. “Yo le digo a los clientes, ‘necesitamos convertirnos en buenos surfistas.”

En general, ella dice, los niños manejan el duelo por ratos más cortos que los adultos. Por ejemplo, no es inusual que un niño tenga un berrinche relacionado con una pérdida una noche y esté listo para salir a jugar con un amiguito la siguiente mañana.

Siguiendo la guianza de los papás

Las reacciones de los papás son una influencia clave en cómo los niños van a sobrellevar el duelo cuando pierden a alguien cercano. Por un lado, los niños reciben señales de los padres respecto a qué tan abierto pueden hacer el duelo. Por otro lado, los padres pueden tener dificultad tolerando la forma en la cual los niños hacen el duelo. “Hay veces que es muy duro para los papás ver a sus hijos tristes,” dice Casas. “Quizás traten de compensar manteniéndolos muy ocupados o no permitiéndoles ponerse demasiado tristes.”

Al contrario, dice ella, los padres deben buscar modelar que está bien estar triste y que cada persona sobrelleva la pérdida de una manera muy personal: “Si un niño siente la necesidad de llorar un día y los hermanos no la sienten, está bien, están haciendo el duelo en familia. Se deben apoyar unos a otros, pero no va ser la misma experiencia a la vez para cada miembro de familia”.

 

Respecto el Centro de Duelo para Niños de Chicago Psychoanalytic Institute

  • La mayoría de clientes buscan apoyo clínico para manejar situaciones relacionadas con la muerte o el divorcio, pero las terapistas también manejan situaciones relacionadas con el abandono, el encarcelamiento, y otros temas. Alrededor del 75 por ciento tienen entre 1 y 18 años de edad. Alrededor de un tercio son personas de color, un tercio personas blancas, y un tercio no comparten información respecto a su etnicidad. Más del 60 por ciento son mujeres y niñas.
  • Las terapistas ven a pacientes en Chicago, Deerfield, Evanston, Evergreen Park, Hyde Park, y Oak Park. Las terapistas también trabajan con niños en las escuelas públicas de Chicago y Evanston.
  • Entre el primero de julio del 2016 hasta el 30 de junio del 2017, las terapistas vieron 375 pacientes 3,945 veces con un promedio de 10 visitas por paciente.

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